El crédito que
el Estado
argentino obtuvo
durante la
gestión
menemista de la
secretaria de
Medio Ambiente
María Julia
Alsogaray, en
1997, para
sanear los ríos
Matanza y
Riachuelo solo
fue destinado en
un porcentaje
ínfimo al fin
para el que
había sido
solicitado al
organismo
internacional.
Para colmo, el
país debió pagar
nueve millones
de pesos de
intereses por no
invertir el
dinero en las
obras acordadas.
Desde aquellos
años, recién
durante la
presidencia de
Néstor Kirchner,
se decidió
utilizar el
remanente de ese
préstamo
millonario en
obras cloacales
para las zonas
del partido de
La Matanza que
no contaban con
ese servicio.
Encausando los
fondos
Con el dinero
del BID, se
están haciendo
tres obras
cloacales en el
Distrito. Una es
la construcción
de las redes
domiciliarias,
para ser
conectadas a la
segunda obra: el
tendido de un
conector troncal
que se extiende
desde Aldo Bonzi
hasta el centro
de Laferrere, en
paralelo a la
ruta 21, que va
a recibir los
vuelcos de
Isidro Casanova,
Rafael Castillo
y Laferrere. La
tercera es la
ampliación de la
planta
depuradora
sudoeste
emplazada en
Aldo Bonzi. “Se
está haciendo en
espejo a la
actual y va a
duplicar su
capacidad de
tratamiento.
Hoy, se están
tratando los
líquidos de 400
mil habitantes;
cuando se
inaugure, se
podrá tratar los
de 400 mil más”,
explicó el
secretario de
Obras y
Servicios
Públicos,
Herminio Bayón,
quien adelantó
que podría
empezar a
funcionar en dos
meses.
En conjunto, la
obra asciende a
300 millones de
pesos y
permitirá
extender el
servicio cloacal
del 40 al 70 por
ciento de la
población del
Distrito.
La población de
Virrey del Pino
y de González
Catán, en tanto,
permanecerá
desprovista del
servicio hasta
que no comiencen
la construcción
de la planta de
tratamiento que
AySA planea
erigir al sur de
esta última
localidad.