Los diferentes estudios
arqueológicos afirman que el poblamiento de la pampa húmeda se produjo
hace por lo menos 11.000 años, sobre un paisaje de pastizales altos,
lagunas y riachos. Los indígenas, que vivieron en este territorio
durante miles de años antes de la llegada de los españoles, son
definidos como “cazadores – recolectores”, por su organización
socio-política y económica, es decir que su supervivencia se basaba en
la caza, la recolección de productos vegetales silvestres y
eventualmente la pesca; no practicaban la agricultura ni tuvieron
animales domésticos, salvo perros, que eran utilizados para la cacería.
Dos mil años antes de la llegada de los españoles ya se pueden reconocer
diferentes etnias, lo cual implica una ocupación intensa del territorio.
En este período, había llegado la alfarería que permitió comenzar a
hervir los alimentos, que antes seguramente habían sido asados o
ahumados, y comienza a hallarse un elemento indígena pampeano típico, la
piedra boleadora.
La llegada de los españoles a la pampa húmeda en el siglo XVI modifica
profundamente la vida de los indígenas, que adoptan rápidamente el
caballo y luego el ganado vacuno y ovino. Al ser reducidos, muchos
grupos de indígenas comienzan a vivir de manera sedentaria cerca de los
poblados de Buenos Aires. Para el siglo XVII, los que se asentaron en el
territorio, que hoy ocupa nuestro municipio, eran conocidos como
“pampas matanceros” incorporados a la actividad económica de la
zona. Tanto es así que su cultura termina disolviéndose en el estrato
del campesinado criollo, o se repliegan tierra adentro asimilándose a
los mapuches.
El Pago de La Matanza
La denominación de Matanza, Matanzas o La
Matanza empieza a figurar en documentos de los primeros años del siglo
XVII, designándose con este nombre a un paraje o pago, que ocupaba un
territorio bastante extenso y de límites imprecisos y comprendía las
tierras inmediatas a la ciudad sobre el Riachuelo hacia el río Las
Conchas (hoy Reconquista) y hasta el río Salado. En ningún caso se halla
explicación alguna acerca del origen del nombre “Matanza”. Las hipótesis
sobre esta denominación son bastante posteriores y, hasta el presente,
no se conoce documentación probatoria al respecto.
El Pago de La Matanza es uno de los partidos antiguos o virreinales de
la provincia de Buenos Aires, ya que el Cabildo de Buenos Aires nombra
un representante, un Alcalde de Hermandad, por orden del virrey don
Pedro de Cevallos, para resolver problemas entre vecinos que poseían
chacras en estas tierras. En ese marco, se designó, el 1º de enero de
1778, a don Juan Manuel de Echabarri. Dicha fecha es considerada por el
Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, desde hace 70 años,
como la de la creación del partido porque se establece la presencia del
Estado (virreinal) en el territorio. A pesar de ello se ha instituido
como día del municipio el 29 de julio (Ordenanza Nº 7132/77), ya que es
la fecha que corresponde a un documento del año 1603. Este documento, el
primero conocido hasta ahora en el que se nombra al pago de La Matanza,
se encuentra en el Archivo General de La Nación.
El Cabildo, que renovaba los alcaldes anualmente, designó en 1784 a dos
de esos funcionarios, uno para Matanzas, para las chacras de
Altolaguirre y Arguibel, y otro para Morón, para la parroquia del Buen
Viaje.
Durante toda la época virreinal, lo que hoy constituye el partido de La
Matanza estaba inmerso en la difícil frontera que separaba y, a la vez,
comunicaba a indios y españoles o criollos. Esta relación fue
conflictiva y atravesó distintas etapas. Desde la llegada del europeo,
el estado de guerra fue crónico pero se recrudeció hacia 1730,
seguramente, por la escasez de ganado cimarrón que promovió la
instalación de estancias en tierras alejadas de la ciudad para la cría
de ganado. En 1740, los malones invadieron Matanza y llegaron hasta
siete leguas de la ciudad de Buenos Aires.
Diferentes documentos del Archivo General de la Nación (AGN), dan cuenta
de la actividad económica de la zona, el grado de ocupación y los
conflictos que surgían en la convivencia de los vecinos y entre éstos y
las instituciones de la ciudad de Buenos Aires. Hacia 1789 aparecen
registradas 8 pulperías. La actividad económica más importante estaba
focalizada en las chacras de Altolaguirre y Arguibel.
Luego de la Revolución de Mayo, en 1812, se divide el pago en dos
jurisdicciones: Matanza y Morón para una mejor administración. También
por esos años, el pago sufrió otras reducciones de territorio. En 1821,
durante el gobierno de Martín Rodríguez se suprimieron los Cabildos,
último vestigio de la organización política colonial y se crearon, en su
lugar, los Juzgados de Paz. El Pago de La Matanza no recibió Juez de Paz
sino que quedó bajo las jurisdicciones de los pagos vecinos. En 1825,
durante el gobierno de Juan Gregorio de Las Heras, se restableció “el
partido conocido anteriormente por de la Matanza bajo los límites que
antes tenía”, decreto por el cual se nombró como primer Juez de Paz de
Matanza a Manuel Torres.
Entrado el siglo XIX, apareció otro centro económico de importancia: la
Estancia El Pino, en lo que hoy es la localidad de Virrey del Pino, que
fue adquirida en 1820 por Juan Manuel de Rosas junto a Terrero y Luis
Dorrego. Poco tiempo después, Rosas decidió cambiar su nombre por el de
San Martín en homenaje al Libertador. Desde esta estancia, Rosas
escribió la carta de renuncia a la Junta de Hacendados, en noviembre de
1826, para la que fuera designado un mes antes.
En este escenario, según algunos autores, Rosas se entrevistó con
Lavalle en 1829, antes de la firma del tratado de Cañuelas. También
firmó un tratado de paz con Cafulcurá, hermano del cacique ranquel
Namuncurá, en el año 1836. Aquí vivió por varios años Mariano Rosas o
Panguithruz Guor (hijo del cacique ranquel Painé) ahijado de Rosas y
gran cacique él mismo, interlocutor de Lucio V. Mansilla, en su libro
Una Excursión a los Indios Ranqueles.
Durante el bloqueo anglofrancés que sufrió el país en la década del ’40
del siglo XIX, la firme actitud que mantuvo Rosas en defensa de nuestros
intereses mereció la felicitación del General San Martín, otra muestra
más de la mutua admiración y respeto, y también un apartado especial en
su testamento: "El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la
independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan
Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he
tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República
contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de
humillarla."
Luego de la batalla de Caseros, en 1852, Rosas se exilia en Inglaterra.
El gobierno porteño confisca todos su bienes. La única propiedad que
puede vender, durante el breve lapso en que se levanta la confiscación,
fue la estancia San Martín, en La Matanza. Esta propiedad es comprada
por su cuñado, José María Ezcurra Arguibel, cuya familia tuvo una
participación activa en la vida económica y política del municipio.
La Matanza, municipio
A partir de 1854 se promulga una ley que
establece la creación de las primeras comunas de la campaña. La
Municipalidad de La Matanza se instaló el 27 de enero de 1856 compuesta
por los titulares Lino Lagos, Pedro José Díaz, Pedro Ezcurra y Juan
Ramón Muñoz, y los suplentes Antonio Papdorf y Santos Cabrera. El 25 de
diciembre de ese mismo año se funda oficialmente el pueblo de San Justo,
cuyo centro cívico comenzó a construirse sobre terrenos donados que
pertenecieron a Justo Villegas. Alrededor de la plaza San Martín, se
instalan el edificio municipal, la Escuela N° 1, la Iglesia de los
Santos Justo y Pastor, más tarde la comisaría. En 1858, se inaugura el
apeadero General San Martín del Ferrocarril Oeste, que luego se
convertiría en la estación Ramos Mejía.
La Matanza fue a lo largo de siglos un territorio escasamente poblado.
La explosión demográfica se inicia después de 1930 con el aporte de las
corrientes inmigratorias europeas y el afluente proveniente de las
provincias y más tarde del extranjero atraídos por la gran cantidad de
fábricas que comenzaron a radicarse en el partido durante el gran
período de industrialización que vivió nuestro país durante las décadas
del ‘40 y del ’50, en el siglo XX.
Así, La Matanza, se convirtió en la contracara de lo que había sido
durante largos años. La urbanización fue cambiando el ritmo de vida a
medida que se multiplicaban las fuentes de trabajo y la construcción de
barrios en las otrora tierras de quintas o terrenos baldíos, que
cambiaban con la señal inequívoca del ascenso social, de la superación
de unas generaciones con otras.
El quiebre democrático de los ‘70 impuso la aplicación continua de
políticas neoliberales por más de veinte años dejando como saldo las
ruinas de los sueños y proyectos de la gran mayoría de argentinos.
Inmersa también en esa situación, Matanza sufrió el colapso de la
pobreza. Muchas fábricas fueron vaciadas y ocupadas por supermercados,
se aglomeraron cientos de viviendas paupérrimas de gente expulsada de la
Ciudad de Buenos Aires, que buscó refugio en este distrito.
Hoy, La Matanza es un municipio multifacético en el que conviven los
barrios residenciales y los de emergencia (que se convirtieron en
permanentes), una Universidad Nacional y extensos bolsones de
marginalidad cultural, empresas que siguen fabricando productos de alta
tecnología y profesionales, técnicos y obreros que ofrecen inútilmente
los saberes aprendidos a lo largo de la vida. En cada una de estas
diferentes caras está intacta la esperanza y la capacidad de encontrar,
otra vez, los lazos que unan la vida de La Matanza con un proyecto de
Nación que ofrezca un lugar para todos.
Bibliografía: Mansilla, Lucio V. Una excursión a los
indios ranqueles. Buenos Aires.
San Martín y Rosas Mondragón, Alberto y Sulé, Jorge Oscar. La
reciprocidad entre San Martín y Rosas.
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Mayo, Carlos. Vivir en la frontera.
Características Geográficas
Topografía Las tierras de La Matanza son
llanas, con leves ondulaciones (a excepción de las cercanías de
los cursos fluviales) y con una altura promedio de 20 metros
sobre el nivel del mar.
La Matanza es un partido de zonas húmedas, bañados por una gran
cantidad de arroyos y riachos y el río Riachuelo – Matanza, este
último de gran importancia.
El suelo es apto para todo tipo de actividades agropecuarias.
Hidrografía El río principal es el Matanza, su
importancia está dada no sólo por su caudal sino por ser uno de
los más extensos del Gran Buenos Aires.
El Río Matanza desemboca en forma directa con el Río de La Plata
a través del Riachuelo.
Además, existen arroyos y riachos que atraviesan grandes zonas,
entre los que se pueden destacar los Arroyos: Morales, Barreiro,
Las Víboras y Maldonado (actualmente entubado).
Geología El Partido de La Matanza, debido a
su enorme superficie, tiene una conformación geológica variada
difícil de resumir pero, para dar una apreciación rápida,
podemos decir que es una zona exenta de alturas que sobrepasen
los sesenta metros, con capas semisurgentes de sedimentos de
estructura orogénica con períodos geológicos que se confunden
con el Andino.
En distintos lugares de las orillas del Río Matanza se asentaron
colonias conchíferas y bancos marinos, por lo cual se deduce que
en una época anterior las aguas del océano cubrieron este
territorio y al retirarse dejaron gran cantidad de sedimentos
marinos sobre los que descansa la formación pampeana.
En el sector que hoy ocupa La Matanza, el terreno pampeano tiene
un espesor medio de 50 metros, es una zona de gran tranquilidad
geológica, carente de movimientos, de frondosa vegetación,
hábitat de gliptodontes y megaterios que dejaron sus huellas y
restos fosilizados descubiertos en las tosqueras del partido.
Clima, Flora y
Fauna El clima de la zona que ocupa el
partido de La Matanza es templado, con una temperatura promedio
de 13 a 18 grados y una presión anual media que no se aleja
mucho de los 760 mm de Hg. Es una zona de lluvias regulares con
un promedio que se puede ubicar en el orden de los setenta
milímetros anuales.
Debido a estas condiciones ambientales, La Matanza (como región
pampeana) es un área de voluptuosa vegetación, no del tipo
boscoso, sino de un césped continuo que cubre la zona, integrado
por pastos blandos y jugosos, plantas intrusas con espigas poco
armadas, juncales, totoras, ombúes y grandes espacios verdes.
En cuanto a la fauna, La Matanza esta habitada por gran cantidad
de insectos como arañas, jejenes, vinchucas, abejas, etc. Eso
sí, los mamíferos no eran abundantes, pero en una época anterior
se destacaron la vizcacha, la liebre silvestre, el caraya y el
armadillo. Esporádicamente llegaban al pago ciervos, jabalíes y
algunos animales de mayor tamaño. La fauna marina es escasa,
sólo algunos peces de poca valía como chanchitas, pejerreyes y
reptiles acuáticos poco aprovechables para la alimentación.
Entre las aves se encuentran horneros, zancudas y chuñas.
Escudo
La Matanza Consta
de los siguientes motivos y atributos dividido en cuatro campos
el superior izquierdo muestra el escudo de Mendoza y De La Vega
rememorando aquella matanza de indígenas en la orilla del
Riachuelo del Día de Corpus Christi de 1536, matanza que dió el
nombre al Partido. El campo superior derecho sobre fondo azul
tiene tres cabezas de ganado simbolizan, la riqueza ganadera de
nuestro territorio. En el campo inferior derecho se encuentran
las armas de Garay que representan los repartos de la tierra que
hiciera en octubre del año 1582. El campo inferior izquierdo,
también en azul y muestra la rueda que simboliza a la industria.
Sobre los campos superiores asoma el sol color oro, símbolo de
poder y de luz, típico de los Escudos Nacionales. Los laterales
del escudo tienen guarda de laureles simbolizando la Fe y la
Esperanza.
Bandera de La Matanza
La enseña del Partido nace
de un certamen escolar, realizado durante el año 2004, en el que
participaron más de 200 Instituciones Educativas del Distrito.
De todas las presentaciones se escogieron, por medio de un
notable jurado, diez modelos que fueron sometidos a un
plebiscito de niños y jóvenes. Como resultado de esa votación,
se consagro la bandera creada por Daniela Ayala y Carla Noemí
Aquino, alumnas del Tercer año Segunda División de la Escuela
Polimodal Rural Nº 52 de la localidad de Virrey del Pino.
¿Cómo está
conformada la bandera? La enseña está conformada por un
paño azul en homenaje al Río Matanza, verdadera fuente de vida
de la zona, el blanco inferior, inspirado en la Bandera
Nacional, simboliza todo aquello que está por hacerse y que por
lo tanto permanece impoluto, es la pureza de las sanas
intenciones de los hombres y mujeres de bien. En el centro de la
bandera, aparece un medio sol que al igual que la bandera
bonaerense representa la fuerza y el poder. En el centro de la
enseña, cual un vibrante corazón rojo se halla una estrella
federal, y a ambos lados los laureles que con sus ramas verdes
invocan la esperanza.
Se conjugan así en esta bandera en clave simbólica: nuestra
nacionalidad, la pertenencia al primer Estado Nacional y nuestra
geografía local. Se sintetizan, además, el deseo de emprender
acciones poderosas para enfrentar un futuro que todavía está por
construirse a partir de la esperanza y de una firme convicción
federal.
Esta síntesis transformada en paño cobra aún mayor sentido y
compromete a todos los matanceros con el futuro de esta región.
“Porque todos por acción o por omisión hacemos historia”.